Este plato de pollo con champiñones, ajo, espinacas y tomates secos es una preparación cremosa y muy aromática, perfecta para una comida completa y reconfortante. La combinación del pollo dorado, los champiñones salteados, el ajo fragante y los tomates secos rehidratados crea una salsa intensa y sabrosa, que se equilibra con la suavidad de la nata para cocinar y el toque final del queso parmesano rallado. Servido con arroz blanco, pasta o simplemente con un buen pan para mojar la salsa, se convierte en un plato ideal para el día a día o para compartir en familia.
A continuación encontrarás una versión detallada paso a paso para que el resultado quede jugoso, con una salsa bien ligada y llena de sabor, sin añadir ningún ingrediente extra a los ya mencionados.
Ingredientes
- 100 ml de caldo de pollo
- 200 g de espinacas frescas
- 4 dientes de ajo, picados
- 500 g de pechugas de pollo, cortadas en tiras
- 250 g de champiñones frescos, laminados
- 100 g de tomates secos, rehidratados y picados
- 200 ml de nata para cocinar
- 50 g de queso parmesano rallado
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- Sal y pimienta al gusto
Instrucciones
1- Preparar los ingredientes
Coloca los tomates secos en un bol y cúbrelos con agua caliente. Déjalos reposar unos 10 minutos para que se rehidraten y recuperen su textura suave. Pasado este tiempo, escúrrelos muy bien y pícalos en trocitos pequeños para que se integren perfectamente en la salsa.
Lava las espinacas frescas bajo el grifo para eliminar cualquier resto de tierra. Escúrrelas bien y, si las hojas son muy grandes, córtalas en trozos más manejables.
Limpia los champiñones retirando restos de tierra con un paño húmedo o un papel de cocina. Evita dejarlos en remojo para que no absorban agua. Lamínalos en rodajas finas para que se cocinen de manera uniforme.
Corta las pechugas de pollo en tiras de tamaño similar, de manera que se cocinen al mismo tiempo y queden jugosas. Sazona estas tiras con sal y pimienta al gusto, asegurándote de que todas las piezas queden bien cubiertas por el condimento.
Pela los dientes de ajo y pícalos finamente hasta obtener trocitos pequeños, sin llegar a hacer una pasta, para que aporten sabor sin resultar excesivos.
2- Cocinar el pollo
Calienta una cucharada de aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio-alto. Es importante que la sartén esté bien caliente antes de añadir el pollo para conseguir un dorado uniforme.
Añade las tiras de pollo en una sola capa, evitando amontonarlas demasiado. Déjalas cocinar sin moverlas durante unos minutos para que se doren por un lado, luego dales la vuelta y dora el otro lado. El objetivo es que queden bien selladas por fuera y jugosas por dentro.
Cuando el pollo esté dorado por ambos lados y prácticamente hecho, retíralo de la sartén y colócalo en un plato aparte. Resérvalo mientras continúas con la preparación de la salsa.
3- Saltear los champiñones y el ajo
En la misma sartén donde cocinaste el pollo, añade la otra cucharada de aceite de oliva. No es necesario limpiarla, ya que los restos que han quedado del pollo aportarán más sabor al plato.
Incorpora los champiñones laminados y cocínalos a fuego medio, removiendo de vez en cuando. Al principio soltarán agua y parecerán ablandarse; continúa cocinándolos hasta que esa agua se evapore y empiecen a dorarse ligeramente en los bordes.
Cuando los champiñones estén dorados, añade el ajo picado. Remueve constantemente durante aproximadamente un minuto para que el ajo se cocine sin quemarse. En este punto, la cocina se llenará de un aroma intenso a ajo y champiñones.

4- Agregar los tomates secos y el caldo de pollo
Incorpora a la sartén los tomates secos rehidratados y picados. Mezcla bien con los champiñones y el ajo, distribuyéndolos de forma uniforme.
Vierte los 100 ml de caldo de pollo sobre la mezcla. Con ayuda de una espátula, raspa suavemente el fondo de la sartén para despegar los jugos adheridos de la cocción previa del pollo y los champiñones; esto enriquecerá la salsa.
Deja que la mezcla hierva a fuego lento durante unos 5 minutos. Durante este tiempo, los sabores del caldo, los tomates secos, el ajo y los champiñones se integrarán, y la salsa comenzará a tomar cuerpo.
5- Incorporar la nata y las espinacas
Reduce el fuego a medio-bajo y añade la nata para cocinar. Mezcla bien para que se integre con el caldo y los demás ingredientes, formando una salsa cremosa y homogénea.
Cocina la salsa durante unos 2 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que empiece a espesar ligeramente.
Agrega ahora las espinacas frescas. Es posible que parezca mucha cantidad al principio, pero irán reduciendo de volumen a medida que se cocinen. Remueve suavemente hasta que las espinacas se marchiten e integren en la salsa cremosa.
6- Finalizar el plato
Vuelve a incorporar a la sartén las tiras de pollo que habías reservado, con sus jugos, para que no se pierda nada de sabor. Mezcla bien para que el pollo quede completamente cubierto por la salsa de champiñones, ajo, tomates secos y espinacas.
Espolvorea el queso parmesano rallado por encima de la mezcla, repartiendo de forma uniforme. Remueve con cuidado para que el queso se funda en la salsa y contribuya a espesarla un poco más, aportando un sabor intenso y ligeramente salado.
Cocina todo junto durante unos 5 minutos adicionales a fuego suave, hasta que el pollo termine de hacerse por completo y la salsa tenga una textura cremosa y ligeramente espesa. Prueba y ajusta de sal y pimienta si lo consideras necesario.
7- Servir
Sirve el pollo con champiñones al ajo, espinacas y tomates secos bien caliente. Es un plato ideal para acompañar con arroz blanco, pasta o con pan, perfecto para disfrutar de la salsa cremosa hasta la última cucharada.
Lleva la sartén directamente a la mesa (si es apta) o reparte en platos hondos, procurando que en cada porción haya una buena cantidad de pollo, champiñones, espinacas y salsa. Disfruta de este plato reconfortante y lleno de sabor.