Si buscas un plato fresco, crujiente y ligero que puedas preparar en pocos minutos, esta ensalada de zanahorias y manzana es perfecta. Combina la dulzura natural de las zanahorias y las manzanas con el toque cremoso del yogur o la crema ácida, un punto de acidez del limón y, si lo deseas, el dulzor extra de las pasas y el crujiente de las nueces. Es ideal como acompañamiento, como plato ligero para la cena o incluso como opción fresca en una mesa festiva.
Ingredientes (para 4 porciones)
- 3 zanahorias grandes, peladas y ralladas finamente.
- 2 manzanas (rojas o verdes), lavadas y ralladas o cortadas en juliana fina.
- Jugo de ½ limón, para evitar que la manzana se oxide y aportar un toque ácido.
- ½ taza de pasas (opcional), que añaden dulzor y una textura suave.
- ½ taza de yogur natural o crema ácida, que será la base del aderezo cremoso.
- 1 cucharada de miel o azúcar, ajustable al gusto según lo dulces que sean las manzanas.
- Sal al gusto, para realzar el sabor de todos los ingredientes.
- Nueces picadas para decorar (opcional), para un acabado crujiente y vistoso.
Información básica
- Tiempo de preparación: 15 minutos
- Tiempo total: 20 minutos
- Raciones: 4 porciones
- Calorías aproximadas: 130 kcal por porción
Instrucciones paso a paso
1. Preparar las zanahorias y las manzanas
Comienza ocupándote de las zanahorias. Pela las 3 zanahorias grandes con un pelador de cocina y, a continuación, rállalas usando un rallador manual o un procesador de alimentos. Puedes elegir un rallado fino si prefieres una textura más delicada, o un rallado algo más grueso si te gusta notar los hilos de zanahoria en cada bocado. Coloca la zanahoria rallada en un bol grande, que será donde mezclarás la ensalada al final.
Luego, lava bien las 2 manzanas. Puedes dejarlas con piel para aprovechar su fibra y color o pelarlas si prefieres una textura más suave. Rállalas o córtalas en juliana muy fina, procurando que los trozos sean de tamaño similar al de la zanahoria para que la mezcla sea más homogénea y agradable al comer.
2. Evitar que la manzana se oxide
Apenas termines de rallar o cortar la manzana, colócala en un bol aparte y rocíala inmediatamente con el jugo de ½ limón. Mezcla suavemente con una cuchara para que el jugo de limón cubra toda la superficie de la fruta. Este paso es fundamental para evitar que la manzana se ponga marrón y pierda su aspecto fresco, además de aportar una nota cítrica que equilibra el dulzor de las frutas y la miel.

3. Mezclar los ingredientes principales
En el bol grande donde ya tienes la zanahoria rallada, incorpora la manzana tratada con el limón, escurriendo ligeramente el exceso de jugo si fuera necesario. Añade también ½ taza de pasas si decides utilizarlas. Las pasas aportan un toque de dulzor concentrado y una textura blanda que contrasta muy bien con el crujiente de la zanahoria y la manzana. Mezcla todo con cuidado, usando una cuchara grande o espátula, hasta que veas una distribución uniforme de la fruta y las pasas en el bol.
4. Preparar el aderezo cremoso
En un recipiente aparte, prepara el aderezo que dará cohesión a la ensalada. Coloca ½ taza de yogur natural o crema ácida en un bol pequeño. Añade 1 cucharada de miel o azúcar y una pizca de sal. Con un tenedor o una pequeña varilla, bate la mezcla hasta que quede completamente homogénea y suave. Debes obtener una textura cremosa, ligeramente espesa, con un equilibrio entre el dulzor de la miel o el azúcar y el toque salado. Prueba el aderezo y ajusta el dulzor si lo consideras necesario, según el tipo de manzana que uses (más dulces o más ácidas).
5. Integrar el aderezo con la ensalada
Vierte el aderezo cremoso sobre la mezcla de zanahoria, manzana y pasas que tienes en el bol grande. Con movimientos envolventes, mezcla cuidadosamente para que el yogur o la crema ácida cubran bien todos los ingredientes. Dedica un momento a comprobar que no queden zonas secas: cada hebra de zanahoria y cada trocito de manzana deberían quedar ligeramente bañados por el aderezo. De esta forma, cada bocado tendrá la combinación perfecta de sabores.
6. Refrigerar para que los sabores se asienten
Una vez que todo esté bien mezclado, cubre el bol con papel film o pasa la ensalada a un recipiente hermético. Llévala al refrigerador y deja reposar al menos 20 minutos antes de servir. Este tiempo de reposo permite que la zanahoria y la manzana se impregnen de la cremosidad del aderezo y que el dulzor de la miel, la acidez del limón y la sal se integren por completo, intensificando el sabor final de la ensalada.
7. Decorar y servir
Justo antes de llevar la ensalada a la mesa, remueve ligeramente para reactivar la cremosidad y, si lo deseas, espolvorea por encima unas nueces picadas. Las nueces aportan un toque crujiente y un sabor ligeramente tostado que complementa muy bien el resto de ingredientes. Sirve la ensalada fría, ya sea como acompañamiento de un plato principal, como parte de un menú ligero o incluso como opción fresca en un buffet o comida especial.
Consejos y variantes (sin cambiar la receta base)
- Puedes usar yogur vegetal en lugar de yogur de leche si quieres adaptar la ensalada a una dieta vegana.
- Si te apetece un toque tropical, puedes añadir piña en cubos pequeños, tal y como sugiere la receta original, manteniendo el resto de ingredientes iguales.
- Ajusta la cantidad de miel o azúcar según el tipo de manzana: con manzanas muy dulces quizá necesites menos, y con manzanas más ácidas quizá un poco más.
Con estos pasos detallados, tendrás una ensalada de zanahorias y manzana cremosa, fresca y llena de contraste de sabores y texturas, lista para convertirse en un básico de tu cocina diaria.